Ulva lactuca, conocida comúnmente como lamilla, es un alga verde, Orden de las Ulvales, incluidas entre las lechugas de mar que crece en la zona intermareal de la mayoría de los océanos del mundo. Sus largas hojas le dan un aspecto similar al de la lechuga.
Compuesta de hojas translúcidas, su aspecto recuerda a las hojas de lechuga (de ahí su nombre común en español). Es una alga verde perenne que, gracias a un disco que actúa como una lapa, se adhiere a rocas, conchas y otras algas. Habita zonas poco profundas ricas en minerales. En las costas bretonas, cuando el mar retrocede forma inmensas alfombras verdes
Una de sus principales propiedades se debe al contenido en magnesio, entre el 2 y el 3%. Posee una magnífica proporción de vitaminas, entre ellas A (el doble que la col) y E –ambas antioxidantes– y C (de 8 a 10 veces más que la naranja). Esta última activa la absorción del hierro. También es rica en calcio (de 10 a 20 veces más la leche), hierro (10 veces más que las espinacas) y magnesio (20 gr de ulva fresca aportan la dosis diaria de hierro recomendada).
Alga utilizada en extractos con propiedades hidratantes y remineralizantes.
La lechuga de mar se utiliza en la cocina japonesa desde hace miles de años. Muy apreciada por expertos dietistas, la ulva es una de la algas alimenticias más conocidas de Europa. En Francia hace más de diez años que se recoge en las costas de Bretaña y Charente, y se consume como especia marina para condimentos. Está integrada en la cocina tradicional desde el punto de vista gastronómico y dietético.
La capacidad que presenta de absorber nitratos hace que se utilice para descontaminar ríos (como el Rance de Saint-Malo), disponiendo cordones de lechuga de mar para filtrar las aguas. Luego se recogen, se reemplazan por algas nuevas y se entierran.
Es empleada como fertilizante.